Un corazón que late también siente,
se enfada, se alegra, se aleja, pierde.
Se enreda en las raíces de un árbol,
se siente perenne.
Sube a la cima más alta, junto a las nubes. Valiente.
Se queda a escuchar el canto
de los gorriones del Este.
Un corazón que late también siente,
se entrega, se agota, entiende, aprende.
Se queda a escuchar un cuento,
se inspira de lo presente.
Y cuando llega la noche,
su luz interior se duerme.
-Sigue a tu corazón. Siempre.-
Miss Lidia
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